Estaba en un supermercado, ante una amplia exposición de frutas y
verduras, justo al lado de un estante con un cartel
que dice: “por razones de higiene es obligatorio usar guantes”. Me parece tan
injusto privarnos del tacto en un momento de deleite como este, pero como
siempre he sido obediente y tonta me puse los guantes y empecé a escoger la
fruta una por una, hasta que llegué a unas manzanas enormes y provocativas, así
que me paré frente al pecado, volteé hacia los lados para cerciorarme de que no
conocía a nadie y tomé la más grande, la acerqué a mi cara y la olí
profundamente. Olía a dulce y a infancia, creo que hasta cerré los ojos. Luego, sentí una mirada acusadora a mi lado, alguien me veía, pero no quise comprobarlo.
Metí la manzana en la bolsa y la traje a casa, mucho más contenta que otras
veces.
YO TE LO LEO
Si estás ocupado y no puedes sentarte frente a la pantalla, no te preocupes, yo te leo Pecados. Haz clic AQUí y escucha el texto.
YO TE LO LEO
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