jueves, 1 de agosto de 2013

El encierro



Siempre he pensado que encerrarse es una escapatoria divina. A veces meternos en nuestra propia cueva nos hace descubrir lugares insospechados, especialmente en los recuerdos.

Hoy no he salido de la casa y me dediqué a buscar papelitos de los montones que guardo en cajas diferentes. Me tropecé con hojas de árboles, flores secas y cientos de tarjetas, también abundaban las postales venidas de todo el mundo. Cada cosa me recordó un evento y terminé aturdida.

Resulta que había decidido huir hacia adentro para evitar la ciudad, y terminé abrumada por unos recuerdos que tuve que volver a encerrar.

Los encierros hacia adentro duelen, por eso es mejor ponerlos en cajitas pequeñas, separados por grupos y abrirlas de a poquito, nunca todas juntas, si no quieres pasar un día tan nublado adentro como afuera.



YO TE LO LEO
Si estás ocupado y no puedes sentarte frente a la pantalla, no te preocupes, yo te leo El Encierro. Sólo tienes que hacer clic AQUÍ para escuchar el texto.

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